Según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y publicado en la revista "Scientific Reports", los perros pueden ser más propensos a morder a las personas en días calurosos y cuando aumentan los niveles de contaminación atmosférica.
Cuando se dan estas condiciones, la probabilidad de que un perro muerda aumentaría hasta un 11%, ya que la agresividad también aumentaría en estas situaciones.
El estudio se realizó para averiguar si el calor y la contaminación podían tener los mismos efectos en la agresividad canina que en la humana.
Correlación entre el calor y la contaminación y el aumento de la agresividad en los perros
Según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y publicado en la revista "Scientific Reports", los perros pueden ser más propensos a morder a las personas en días calurosos y cuando aumentan los niveles de contaminación atmosférica.
Cuando se dan estas condiciones, la posibilidad de que un perro muerda aumenta hasta un 11%, ya que la agresividad también aumenta en estas situaciones. El estudio se realizó para averiguar si el calor y la contaminación podían tener los mismos efectos en la agresividad canina que en la humana.
Según investigaciones anteriores, se ha descubierto que el calor y la contaminación atmosférica pueden afectar a los niveles de agresividad en humanos, ratones y monos rhesus. Teniendo esto en cuenta, los investigadores de Harvard intentaron averiguar si esto también podía afectar negativamente a los perros. Y la respuesta parece ser positiva.
Las conclusiones se obtuvieron analizando los datos de ocho ciudades estadounidenses -Dallas, Houston, Baltimore, Baton Rouge, Chicago, Louisville, Los Ángeles y Nueva York- durante un periodo de tiempo comprendido entre 2009 y 2018. Así se descubrió que las mordeduras de perro aumentaron un 11 % en los días con mayores niveles de rayos UV, un 4 % en los días con temperaturas más altas y un 3 % en los días con mayores niveles de ozono.
Sin embargo, al analizar los resultados, se observó que la incidencia de mordeduras de perro disminuía un 1% en los días con mayor nivel de lluvia. No obstante, los investigadores hicieron hincapié en que estos datos se obtuvieron sin tener en cuenta otros factores que podrían haber influido de algún modo en la agresividad canina.